sábado, 28 de febrero de 2015

"Tokio blues", de Haruki Murakami


Me terminé "Tokio blues" estando fuera de Santiago. En las tardes, que era el momento más vacío del día, tomaba el libro para entretenerme durante un rato, y así esperaba a que saliera algún panorama por ahí, junto con los jóvenes que compartía las vacaciones.
Recuerdo que hacía mucho calor en la habitación donde estaba durmiendo, pero las tardes son realmente reconfortantes en Futrono. Me quedaban algunas (pocas) páginas para terminar el libro, y se me pasó muy rápido -realmente detesto cuando los finales se pasan velozmente-, entonces, mientras veía que las hojas se iban acabando, pensaba "¿realmente se están dando así los acontecimientos?" O lo típico, "no, no ¡no puede terminar así!", y, de repente, me doy cuenta que debo cerrar el libro porque ya no quedaba más que leer, porque todo había sido leído.

Fue así como me dije que durante el viaje de vuelta, al que lo componen doce horas de aburrimiento total, debía volver a tomarlo y releer algunos extractos favoritos o para recordar. No pude aguantarme hasta el viaje, lo comencé a leer antes y ahí fue cuando me di cuenta de algunas cosas que habían pasado desapercibidas durante la primera lectura.

Tras un final que me vació el alma, sentí un apretón en el pecho y una melancolía muy desgarradora al colocarme en el lugar de Toru Watanabe, y recordar todas las tristezas que la vida le otorgó gratuitamente. Fue ahí cuando comencé a leerlo de nuevo.

Recuerdo que en una parte del libro, Watanabe recalca que Naoko nunca se enamoró de él, pero ¿Quién podría enamorarse de una persona que no comprende las indirectas de auxilio que uno emite mientras está en el curso natural de una conversación? Es por esto que me dirigí al comienzo de la historia, donde ella le habla acerca de un pozo en el cual la gente se cae y es imposible sacarla de ahí, porque es verdaderamente profundo, tan profundo que cuando la persona grita, no se puede oír, además, a parte de caer al pozo, también se cae en la perdición. De echo, ni siquiera se sabe dónde está ubicado... Y luego pienso, que es su propio pozo al que ella se refiere, ella es la que está perdida y se encuentra pidiendo socorro, pero nadie la oye porque está profundamente sumergida ¿y Watanabe? No se da cuenta de eso hasta cuando ya tiene más edad, cuando Naoko es solo un recuerdo.

Ahora bien, las personas que lo rodean tienden a tener una inestabilidad emocional, menos Midori y Nagasawa. Ambos conforman el mundo "normal" de Toru, y son ellos los que le otorgan un apoyo incondicional, también se puede afirmar fuertamente de ellos sin caer con los otros que conforman su círculo. Sin embargo, estos no son los favoritos de Watanabe, Naoko y los recuerdos desgarradores de Kizuki son los preferidos, pero ¿por qué? Esta es una pregunta que aún no tiene respuesta, al menos para mi. Incluso cuando Naoko se interna en el hospital psiquiátrico, él se integra en ese contexto y conoce a Reiko, y le gusta compartir con ambas. O sea, tiene la posibilidad de establecerse como una persona común y corriente en el mundo, pero el amor por la ex de su mejor amigo se lo prohíbe... Y aquí es donde pienso: el escritor culmina la existencia de tres personajes con suicidios: Naoko, Kizuki y Hatsumi. La primera ya estaba cercana a la perdición de la enfermedad que poseía, incluso trató de decirle a Toru desde el comienzo, pero él no lo comprendió. Kizuki no quería perder su último juego de pool, pero ¿Por qué? Tampoco tengo una respuesta para esto, aunque poseo algunas hipótesis, que no pesan, claramente. Y por último, Hatsumi, quien luego de un par de años también se suicida.

Por último, está la única reflexión que se puede dar ante tantas pérdidas: la muerte es parte de la vida, no se ubica en la vereda al al frente, y es con esto con lo que hay que vivir y se debe hacer parte de uno, pero tiene muchas dificultades el entenderlo.

Lo que más me gusta de Murakami es la simpleza con la que trata de expresar sus palabras, pero en realidad, estas tienen mucho más para comprender. Su historia está repleta de sentimientos, y pucha que me dolió el final... La verdad es que me gustó demasiado que me doliera el final...

Esta es mi cita favorita en todo el libro:
“Deja de atormentarte por esto. Las cosas fluyen hacia donde tienen que fluir, y por más que te esfuerces e intentes hacerlo lo mejor posible, cuando llega el momento de herir a alguien, lo hieres. La vida es así. Parece que esté aleccionándote, pero ya es hora de que aprendas a vivir de este modo. Constantemente intentas que la vida se adecúe a tu modo de hacer las cosas. Si no quieres acabar en un manicomio, abre tu corazón y abandónate al curso natural de la vida. Incluso una mujer débil e imperfecta como yo piensa lo maravilloso que es vivir. Intenta ser feliz. ¡Adelante!”

Aquí les dejo la cancioncita de los Beatles, para que recuerden un poco más los acontecimientos del libro:


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